Ir al contenido principal

Nostálgicas alegrías

Irlanda es como su música: alegre y nostálgica, poderosa y sufrida. Se te mete en el cuerpo a fuerza de ritmo y perseverancia y, sin prisa pero sin pausa, se te mezcla con la sangre que circula por tus venas, te recorre las fibras y cuando te querés acordar, estás bailando en el centro de la pista con una Guinness en la mano y el corazón alterado de alegría latiéndote en el pecho.
Irlanda tiene ese no sé qué que tienen los lugares sencillos, de gentes sin grandes pretensiones pero trabajadoras y dignas, que le ponen el pecho a la adversidad y saben reírse a pesar de todo. 
Un sol radiante reflejado en el Liffey me dio la bienvenida a esa tierra de cielos vastos y valles atrebolados, donde las huellas del Hombre apenas superan las  cinco plantas y se borran cada mañana con los vientos del Atlántico. 
Como su música, Irlanda te conquista por su espíritu, por su ritmo, por su generosidad. Te invita, como para nosotros lo hace el mate, a compartir, a escuchar y a disfrutar de las cosas simples que valen la pena.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Postal urbana II

V ivimos entre gigantes de cemento; Respiramos nubes de aire empetrolado; Caminamos por el suelo pero jamás pisamos la tierra. Las luces de noche,  y la indiferencia de día, ya no nos dejan ver el cielo. Y casi nunca nos miramos a los ojos.

Sobre ruedas

Me deslizo a 40 centímetros del suelo las baldosas flojas me salpican los tobillos el aire frío me corta la piel, y los nudillos se aprietan en el tubo frío y metálico del manubrio. Doblo en la avenida y, cuando subo al cordón, la luz de mayo me enceguece. Estiro esos segundos sin ver esa fracción de tiempo en suspensión flotando en movimiento en equilibrio y mi sombra que pisa el pasto a mi derecha, me dice desviemos el destino salgamos del camino pautado perdámonos entre los árboles de esta bocanada de verde en medio de tanto run run Persiguiendo destellos de sol que se filtran entre las ramas dibujando lucecitas en el revés de mis párpados me despego del suelo sobrevuelo las copas más altas saludo a la vieja que riega cactus en un balcón dibujo el mapa de un zoológico desierto me suspendo ante el paso del tren le invento secretos a los pasajeros dormidos Como el que lee de noche y se desvela al amanecer Como el que corre por

La vida en tecknicolor

"No es normal", le dice. Y entonces me pregunto: "¿Y con eso,                    qué?" No quiero pasar mi vida atrás de una pantalla, haciendo cosas que parecen importantes pero que, honestamente, sólo aburren. No quiero una vida segura, una vida cómoda o fácil. La vida no es fácil. Punto. ¿Por qué hacemos tantos esfuerzos por engañarnos? Yo quiero un vida en tres dimensiones. Y no quiero esperar.  Pero igual espero. Y mientras tanto veo películas y lloro.