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Instrucciones para aprender a morir


1. Respire hondo, bien hondo.
2. Atrévase (no tenga miedo) a explorar los estados del alma, cuando ocurren, cuando mutan, cuando exigen atención y cuando no. Respételos: son usted.
3. Repita tres veces seguidas, con las manos tapándose la cara, la cabeza gacha, la voz quebrada: "pronto voy a morir, algún día voy a morir!". Angústiese dramáticamente, porque es verdad.
4. A continuación, séquese las lágrimas (si tiene lágrimas significa que lo está haciendo muy bien), suénese la nariz con un pañuelo a lunares y sacuda la cabeza de un lado al otro con resignación. Con los ojos bien abiertos y el corazón acelerado, aférrese a esa repentina conciencia de estar vivo que deviene, necesariamente, de hacer correctamente el punto anterior.
5. Respire hondo, otra vez.
6. Ahora, sonría. Llame a un amigo. Pise el césped. Encuentre formas en las nubes. Ríase hasta que duela. Equivóquese mucho. Haga el amor. Relea su libro favorito. Huela la cabeza de un bebé. Escuche a un anciano contarle historias de otros tiempos. Conviértase en Pirata con su sobrino el Capitán. Cuando no pueda dormir, escriba. Sienta la brisa de verano acariciarle el cuello, pasar entre los dedos de las manos levantadas hacia el cielo. Converse con un extraño y encuentre algo en común (le aseguro que tendrán algo en común). Cierre los ojos, escuche esa canción y emociónese hasta alcanzar el punto "piel de gallina". Ponga en práctica los siguientes verbos: abrazar, soltar, caminar sin rumbo, cantar, llorar, querer, perdonar. Evite los siguientes: temer, lastimar, reprimir, arrepentirse.
7. No se acostumbre a la tristeza. No se entregue a la resignación. No se conforme jamás.
8. Si tiene problemas para comprender el punto 7, veálo de este modo: acostúmbrese a escucharse, entréguese al cambio, confórmese con nada. Vivir es una elección.

Felicitaciones: ha aprendido a morir.



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