Ir al contenido principal

A veces

A veces, así como así, se me llenan los ojos de tristeza, un nudo de arena en la garganta

(a veces
justo atrás
del esternón)

El nudo se ajusta de golpe, tira hacia abajo, sin aviso, sin motivo. Tristeza sin causa,
sin razón. Profunda. Arcaica.

Pero en esta falta de lógica o explicación descubro
cuando miro sin ver el paisaje desde el tren
que hay un indicio de conexión entre esta tristeza y ciertos momentos. A saber:
los atardeceres rosas
los mares bravos
las montañas en la niebla
un abrazo largo
un viaje sobre rieles

En síntesis, en todas esas imágenes de abrumadora belleza que le dicen a mis ojos:
no pueden
verlo
todo

a mi cabeza:
no podés
saberlo
todo

a mi pecho
no podés
amarlo
todo

a mis pies
no pueden
recorrerlo
todo.

La tristeza viajera (pues así la he llamado) me ataca ahí  (justo ahí)
donde más duele
en mi conciencia de lo mucho que quiero ver
y el poco tiempo que tengo.

Es el balance
desequilibrado

entre el carpe diem y
los recuerdos
el pasado
los sueños
lo próximo

Eso
que
vendrá


y no conozco
porque no es

En lo inasible de lo que es-en-sí
fuera-de-mí.


Acariciar la Belleza a ciegas

y no poder adivinarla.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Postal urbana II

V ivimos entre gigantes de cemento; Respiramos nubes de aire empetrolado; Caminamos por el suelo pero jamás pisamos la tierra. Las luces de noche,  y la indiferencia de día, ya no nos dejan ver el cielo. Y casi nunca nos miramos a los ojos.

Sobre ruedas

Me deslizo a 40 centímetros del suelo las baldosas flojas me salpican los tobillos el aire frío me corta la piel, y los nudillos se aprietan en el tubo frío y metálico del manubrio. Doblo en la avenida y, cuando subo al cordón, la luz de mayo me enceguece. Estiro esos segundos sin ver esa fracción de tiempo en suspensión flotando en movimiento en equilibrio y mi sombra que pisa el pasto a mi derecha, me dice desviemos el destino salgamos del camino pautado perdámonos entre los árboles de esta bocanada de verde en medio de tanto run run Persiguiendo destellos de sol que se filtran entre las ramas dibujando lucecitas en el revés de mis párpados me despego del suelo sobrevuelo las copas más altas saludo a la vieja que riega cactus en un balcón dibujo el mapa de un zoológico desierto me suspendo ante el paso del tren le invento secretos a los pasajeros dormidos Como el que lee de noche y se desvela al amanecer Como el que corre por

La vida en tecknicolor

"No es normal", le dice. Y entonces me pregunto: "¿Y con eso,                    qué?" No quiero pasar mi vida atrás de una pantalla, haciendo cosas que parecen importantes pero que, honestamente, sólo aburren. No quiero una vida segura, una vida cómoda o fácil. La vida no es fácil. Punto. ¿Por qué hacemos tantos esfuerzos por engañarnos? Yo quiero un vida en tres dimensiones. Y no quiero esperar.  Pero igual espero. Y mientras tanto veo películas y lloro.