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Sintestesias

Me dijiste chau con la mano como si fuéramos a volver a vernos. Sonreías primaveral y me mirabas en sol mayor. Los pies, sin embargo, se te clavaron al andén con indecisión.
Pensé en irme así nomás, dándole la espalda a esa fotografía metálica que me ofrecías de souvenir. En cambio, me acerqué lo más atardecer que pude y entrelacé mis dedos con los tuyos, tan silenciosos.


Me detuve un instante.


La sonrisa siguió intacta, pero se te puso azul (casi gris) cuando te besé la mejilla izquierda. Los hoyuelos se te diluyeron con aroma a niebla y la mirada te brilló salada. Sentí tu aliento derretirse en escala descendente. La piel de la nuca tembló en bemol.


Cuando despegué los labios de tu cuello, te escuché parpadear púrpura aterciopelado.
Olías a susurro.
Te di un beso naranja.

Me fui sin mirar atrás.

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